EL PASO A PASO DE UNA AGUATINTA


EL PASO A PASO DE UNA AGUATINTA


UNA AGUATINTA EFECTUADA CON PAPEL DE CALCO 
Y LÁPIZ DE GRAFITO FIJADO CON EL LITOGRÁFICO


     Mi trabajo al grabar a la aguatinta consiste básicamente en crear un negativo fotográfico. Ello me obliga a hacerlo paso a paso, al objeto de obtener una variada gama de efectos tonales en degradado. Siempre procedo así, en negativo. Lo habitual, el proceso admitido normalmente en los libros de texto, nos habla de las típicas reservas planas o en trabajar partiendo del negro más absoluto y rebajar los tonos bruñendo y rebajando las incisiones creadas por el ácido, al objeto de que estas recojan mayor o menor cantidad de tinta, que es en definitiva lo que permite extraer los diferentes degradados tonales. 
En mi caso suelo proceder a la inversa, descomponiendo la imagen en tantos tonos diferentes como se me antojen y dejando que sea el ácido nítrico el encargado de grabar la plancha de un modo progresivo, paso a paso, un tono tras otro, es decir, formando el positivo de la imagen que queremos grabar. 
     Pues bien, contemplando en cierta ocasión un negativo de la Sabana Santa, me plantee el reproducirlo al mínimo detalle. Mi único interés consistía en tener la oportunidad de contemplar esas facciones con más nitidez, sin importarme por otro lado si este personaje, conocido por todos, es o no es Jesucristo. 
     Al tener ahora la oportunidad de ver las fotografías que realicé del proceso, me doy cuenta de que es el material idóneo para conocer paso a paso el modo como se ha de proceder para obtener degradados tonales en una plancha de zinc.
     Tan solo espero que lo expuesto les sea de utilidad.

     En la imagen siguiente pueden observar la plancha original, (arriba a la derecha) y una de las pruebas de estado. Abajo el original del negativo que todos conocemos (izquierda) y al tiempo el virado al  positivo de la Santa Sinode.



VEAMOS EL MODO DE PROCEDER

    Observen, a su izquierda, que la fotocopia ha sido tiznada con un lápiz negro del tipo sanguina, en el respaldo. También nos vale una tiza oscura del tipo pastel (ningún material que tenga grasa nos va a servir). En la toma siguiente, con un objeto romo no cortante procedo a calcar el original al objeto de que la presión ejercida sobre la fotocopia consiga que el carbón se adhiera a la resina que previamente hemos fijado sobre la superficie de la plancha.



     El registro que hemos esbozado aparece con absoluta nitidez sobre la matriz. No piensen que esos trazos van a desaparecer o a disolverse cuando introduzcan el metal en el ácido. No es así, les servirá para evolucionar con cierta seguridad hasta el final del proceso. Lógicamente, al tratarse de un trabajo complejo, se puede recurrir a cuantos detalles consideren oportuno. Esto no es un fotograbado, es un método concienzudo que nos exige paciencia y muchos conocimientos previos.
     



     Vean también que la placa de zinc se halla perfectamente alojada en una ventana abierta en un cartón, de la que no será extaída más que para proceder a la corrosión oportuna. Este es sin duda el modo más sencillo de evitar tocar la superficie con los dedos, algo que tenemos que tener muy en cuenta durante todo el proceso. Una simple gota de saliva, (mientras hablamos), una partícula de caspa al frotarnos el pelo con la mano, la huella de los dedos, cualquier resto, por insignificante que sea, que lleve incorporado algo de grasa tendrá la capacidad de paralizar la acción del ácido nítrico y se traducirá en una reserva que en la estampación se observará como una mancha en blanco. La mayoría de los libros hablan de la dificultad que supone arreglar esos fallos en una aguatinta. Esto es cierto, pero los consejos que nos dan rara vez pueden solventar el problema cuando la mancha se halla en lugares delicados, en concreto donde las mordidas del ácido han sido muy sutiles y los tonos grises obtenidos son muy tenues. 
     Si esto les sucede, que les sucederá alguna vez, el único recurso posible es barnizar la matriz y trabajarla luego con papel de lija al agua numerado 1000. Se coloca este sobre el barniz bien seco y con la mina de un lápiz duro se ejerce una ligera presión sobre el papel esmeril al objeto de que las partículas, de gran finura, se claven en el barniz en el lugar exacto donde observen la mancha. Posteriormente introducen la matriz en el ácido nítrico durante uno o dos minutos. Si al hacer la prueba observan que la mancha blanca aún se aprecia, vuelvan a repetir el proceso teniendo en consideración el tono que desean obtener. Tendrán que hacerlo mediante mordidas muy delicadas pues no conviene excederse dado lo complejo que resulta arreglar una aguatinta sin que se aprecien los fallos. El reponer una aguatinta nueva no es nunca la solución cuando de arreglar un degradado tonal se trata, es prácticamente imposible evitar deteriorar el trabajo realizado previamente. La superposición de una resina nueva sobre otra ya corroída anulara la mayoría de los efectos tonales obtenidos inicialmente y su hacemos caso de lo que se nos dice, empezar por una gruesa y luego encima granos más pequeños, difícilmente podremos llegar al resultado apetecido. El papel de lija permite trtabajar zonas aisladas sin problema y la finura del grano se adapta perfectamente al tono que rinde la aguatinta.


     Ya hemos empezado a utilizar el grafito. Observen los tonos grises que se pueden apreciar en la punta de la nariz, en la barba y en las mejillas. Una vez efectuada la primera reserva, dibujada con el lápiz de grafito  puro, lo repasamos todo de nuevo con la punta dura del lápiz litográfico, al objeto de fijar el polvo del carbón. La segunda diapositiva nos muestra los detalles en la plancha y la tercera la matriz introducida en la cubeta del ácido. La imagen se puede aumentar haciendo clik sobre ella con el ratón. Observen que en la parte baja de la plancha de metal se halla adherida una tira ancha del tipo que se utiliza para embalaje. Eso nos permite tirar hacia arriba de la placa sin tener que introducir los dedos en el ácido y extraer el metal sin necesidad de tocarlo.
    En este caso tuve que andar ligero para hacer la fotografía del baño de ácido pues la primera corrosión fue de tres segundos. Dejarla caer mientras sujetaba la cámara con la izquierda, disparar y extraer la matriz del ácido para depositarla en un baño de agua clara, que será el encargado de paralizar la acción del acidulado. Recuerden que el baño consiste en una parte de nítrico por doce de agua. 
    La primera mordida nos ha procurado dos tonos perfectamente diferenciados, el blanco mediante la primera reserva del grafito, y un gris muy sutil en el resto general de la plancha. 
     Se procede entonces a tapar el tono siguiente y repetimos el proceso cuantas veces lo consideremos oportuno, hasta agotar los diez minutos que la resina aguantaría introducida en el ácido nítrico antes de deteriorarse.


     La evolución se va apreciando poco a poco, tanto en el dibujo como en la textura que adquiere la plancha. Personalmente me cautivan los matices que adquiere el zinc mientras se evoluciona. Ya he empezado a utilizar igualmente el papel de calco. Una suave presión encima hace que el carbón se fije a la superficie del metal que previamente he tiznado, (de un modo apenas perceptible), con la mina dura del lápiz litográfico. Esto ayuda a que el carbón se fije a la matriz sin problema. La finura imita muy bien el efecto del cabello, que se obtiene mediante una sucesión de trazos, detalle que pueden observar en la barba. Esos trazos se fijan siempre con el lápiz lito para hacerlos más resistentes a la mordidas sucesivas.
     Cuando se trabaja mediante este método, observen que el dibujo va desapareciendo según se evoluciona, sin que en ningún momento sepamos que el ácido nos está facilitando el tono que en realidad necesitamos. Un modo de saber que el mordiente actúa y no nos va a fallar, es observar la plancha de cerca cuando la introducimos en el baño de agua clara para paralizar la acción del nítrico. Una película insignificante de burbujas se habrá formado sobre la resina- Cuesta ver esas pompas tan insignificantes, pero están. 



Dibujar al mínimo detalle pensando siempre en negativo, reponer el grafito de la mordida anterior, fijarlo con el litográfico de nuevo, introducir la plancha en el ácido nítrico teniendo siempre presente que nunca, bajo ningún concepto podemos doblar las mordidas. siendo las primeras muy delicadas, de tres segundos como mucho la primera y la segunda, de cinco a siete las dos siguientes y posteriormente, como mucho, de 10 - 20 - 40 - 60 - 120...., hasta sumar los diez minutos, que es lo máximo que podría aguantar la resina la corrosión del ácido, teniendo siempre en cuenta el modo como se ha de proceder cuando resinemos la plancha, algo de lo que hablo en otro apartado. 







     La última imagen nos muestra la plancha barnizada. Observen que basta con esparcir un poco de polvo de talco encima y frotar la superficie del barniz con un algodón para que aparezca con cierta nitidez el grabado realizado previamente, lo que nos permite seguir trabajando con el punzón si así lo deseamos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hola francisco me llamo marco antonio y queria saber como preparas tu barniz delgado,,luego en que proporcion y como preparas tu acido para cobre tu crees que funcione bien con laton o llamado bronce...
espero tu respuesta un saludo desde lima peru, ha y genial tu tecnica

Francisco Domínguez Penis dijo...

Marco Antonio, he contestado tu pregunta en el apartado dedicado al Aguafuerte, espero que te resulte útil.
Un afectuoso saludo.

fermin gorosabel dijo...

Felicitaciones sin reservas. Gracias por la generosidad del conocimiento y su difusión

Francisco Domínguez Penis dijo...

Gracias fermin, un placer