AGUAFUERTE AL PAPEL DE PLATA


     Teniendo en cuenta que acostumbro a utilizar papel de calco para obtener una amplia gama de efectos en mis grabados a la aguatinta, por el sencillo método de ejercer presión sobre la hoja con un objeto romo para trasladar el fijativo a la superficie resinada de metal, lo lógico es que buscara el medio de hacer lo mismo con otros productos, como por ejemplo la grasa del lápiz litográfico y también con los barnices.

Aguatinta al papel de calco. (el vestido)

     En el caso de los lápices grasos me limité a dibujar con cierta energía sobre un folio hasta oscurecerlo, es decir depositando encima la grasa de que se compone la mina del lápiz, de ese modo, al colocar el folio invertido sobre la plancha resinada, resultaba sencillo utilizarlo como un simple calco y trasladar  trazos gruesos y algo deformes que imitan de un modo curioso el craquelado natural de las ramas seca de los arboles.

La grasa litográfica se adhiere a la plancha y produce efectos curiosos


      Patentado como derechos de autor: Partiendo de esta idea se me ocurrió igualmente coger un pliego de aluminio de los que tradicionalmente se suelen utilizar en la cocina para proteger los alimentos y lo coloqué sobre la superficie de una plancha de zinc. Mediante papel de celo me dediqué a tensarlo convenientemente para evitar cualquier arruga. 
     Terminada esta operación situé la plancha sobre una chauffereta (palabra francesa que define un sencillo calentador con una superficie plana y que suelen utilizar los grabadores en el taller) al objeto de templarla ligeramente y luego extendí una ligera película encima mediante frotación de barniz blando en bola. (el calor facilita esta operación). Con un rodillo es factible extender la reserva sobre el aluminio, sobre la parte más brillante, dándole uniformidad en toda la extensión del metal. 
     Se me ocurrió entonces hacer algo muy sencillo: 
     Por un lado dibujar directamente sobre un folio de papel de seda que tensé con celofán encima del papel de plata cubierto con el barniz blando. 
     Terminado el dibujo todo lo que tuve que hacer fue retirar cuidadosamente el folio sobre el que había estado esbozando con un sencillo lápiz blando algo afilado y de ese modo pude ver aparecer el dibujo sobre el pliego de aluminio, dado que al despegar el folio este arrastró el barniz blando tras él.
     Tenía en ese momento dos registros, el que se veía reflejado en el respaldo del papel y el que había aparecido sobre el aluminio. Con un cutter recorté cuidadosamente ambas imágenes, la que aparecía invertida en el papel de seda y la que había quedado reflejada en el aluminio, procediendo entonces a adherir con sumo cuidado ambos bocetos sobre una plancha de zinc. Para esta operación me limité a poner la plancha encima de la pletina del tórculo, coloqué un plástico fino de los de fotocopiadora industrial encima y sometí el conjunto a una leve presión.
     Tras retirar el papel de seda deje pegado el papel de aluminio y metí la placa en el Percloruro hasta que este se disolvió. (Se forman muchísimas pompas de gas). Una vez disuelto el papel de aluminio (lo hace enseguida) extraje la plancha, le dí un baño en agua clara y seguí mordiéndo la placa de zinc en ácido nítrico.
     Un consejo: no utilicen jamás el mismo ácido para corroer en él dos metales tan distintos como el cobre y el zinc, procuren tener diferentes baños para cada uso. 
     La estampa siguiente nos muestra el aguafuerte obtenido, sin duda muy sencillo.
     Las dos imágenes de la izquierda, las más oscuras, son el resultado del barniz que quedó adherido al papel de seda y los dos retratos de la derecha el dibujo que se obtuvo al fundirse el papel de plata que quedó literalmente adherido a la plancha de zinc. Aparece mucho más nítido por la sencilla razón de que la plancha quedó protegida por el barniz blando que rodeaba los trazos del dibujo.
     

     Un Profesional sin duda dirá que este proceso no es otro que el denominado barniz blando y tendrán razón pues el método está basado en el mismo concepto, pero lo que difiere notablemente es el resultado final, bastante más casual dado que al adherir el papel de aluminio a la plancha de metal surgen efectos extraños que incluso se pueden buscar intencionadamente, a veces por el sencillo procedimiento de arrugar levemente el papel, o al anteponer alguna trama a la hora de adherirlo a la plancha mediante presión. Ocurre también que el pliego de aluminio se convierte en una especie de papel de calco con el que podemos trasladar directamente un dibujo a la plancha mediante presión; un dibujo a trazos, es decir lineal. Puede hacerse igualmente sobre un resina previa, para ser utilizado en las aguatintas. 
     En la técnica conocida como barniz blando el grabador dibuja directamente sobre un folio yuxtapuesto a una plancha cubierta con el barniz de bola. Al esbozar encima lo que hace es obtener un aguafuerte tradicional, como si dibujáramos directamente sobre el metal con un punzón, pues al retirar el papel este arrastra tras de sí el barniz. En el caso del papel de aluminio se nos permite obtener reservas, trazos potentes y en relieve, y por lo mismo plasmar la imagen en negativo y en positivo: para ello basta con girar el papel de aluminio barnizado y dibujar encima o en su respaldo. En ambos casos el barniz se adhiere, al folio que tiene debajo o al que hemos colocado encima y además se convierte en un calco con el que trasladar líneas a la plancha. 
     A la hora de buscar efectos modernos y casuales es factible extender el barniz de manera aleatoria, dibujar incluso con pinceles y lápices grasos encima, disolver sobre él los barnices con disolvente al objeto de conseguir entonaciones varias que dejaremos secar y luego, ya sea calentando la plancha o sometiéndola a la presión del tórculo, podemos adherir el aluminio a la matriz resinada y esperar a que el ácido nos muestre lo que hemos conseguido con nuestro ingenio y mediante el calor incluso se puede hacer con barniz duro.
    Por otro lado, al pegar el pliego a la plancha no tenemos necesidad de retirarlo si nos asusta el que se pueda romper el aluminio, basta con introducir la matriz en una baño de percloruro para que este lo disuelva previamente.


La imagen muestra el segundo ejercicio que realicé, limitándome a dibujar directamente sobre el papel de aluminio que como es lógico quedó adherido a la superficie. Se requiere hacerlo con un lápiz blando para evitar que el pliego se rompa. Como puede apreciarse, permite obtener texturas bastante curiosas. Luego basta con introducir la plancha en el percloruro y dejar que disuelva el papel de aluminio, procediendo, tras el correspondiente lavado de la plancha a la mordida definitiva. Considerando que se pueden obtener trazos muy gruesos de barniz blando, es factible dejar que el ácido profundice las zonas expuestas hasta ahuecarlas lo suficiente como para obtener trazos con un relieve lo suficientemente vistoso como para poder estampar luego el aguafuerte mediante rodillo, como lo haríamos con la técnica Hayter también denominada de terrazas, que consiste en morder profundamente la matriz con el objeto de que el ácido genere distintos niveles de profundidad entre el dibujo que queda en superficie y las entallas, también definido como gofrados y que nos exigiría una matriz para cada color. En definitiva, cuestión de ingenio o creatividad, palabra tan en boga hoy en día.


Un trabajo algo más elaborado. Si observan la imagen siguiente verán que por este medio es posible trasladar un dibujo a la plancha con una soltura que difícilmente podría procurarnos un pincel. El único riesgo que corremos sería romper el pliego de aluminio al incidir sobre él por lo que se hace necesario dibujar con lápiz blando o sencillamente sobre un folio tipo papel de seda que anteponemos sobre el aluminio.


Observen las burbujas y de qué modo se disuelve el pliego de aluminio, dejando tan solo el barniz sobre el metal donde hemos presionado a la hora de dibujar. Lógicamente el barniz sobrante permanece en el baño de ácido, por lo que conviene filtrarlo si vamos a utilizarlo más tarde con otras planchas, para evitar que las partículas de barniz, que flotan en el medio acidulado deterioren otros trabajos.


En este caso se trata de un dibujo sin duda más exigente sobre una plancha previamente trabajada a la manera negra, es decir que ya había sido graneada mediante resina. Hemos pues fijado los trazos de barniz a una superficie porosa, protegiendo las incisiones que se apreciaban en ella.



Si observan la plancha (la pueden aumentar en la pantalla haciendo clic sobre ella), verán a la izquierda unas manchas que me propuse obtener como muestra de lo que se podría  lograr presionando de un modo incoherente y aleatorio directamente sobre el aluminio con la uña plana. Los matices que rodean al niño son casuales, obtenidos tras la correspondiente mordida. 
Es lógico deducir que a partir de este momento podemos seguir manipulando la matriz, ya sea a la punta seca, al aguafuerte de trazos o cualquier otro método que se nos ocurra para darle el enfoque deseado.


Un afectuoso saludo, amigos.





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